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    La Producción Local de Astilla

    Una Clave para la Sostenibilidad Energética en Cataluña

    El informe del Balance 2022 de la Estrategia de Biomasa subraya los múltiples beneficios de esta iniciativa en Cataluña, que incluyen aspectos energéticos, forestales, medioambientales, sociales y económicos. Entre los beneficios energéticos, destaca la reducción de la dependencia exterior y la contribución al uso de energías renovables. Desde el punto de vista forestal, ayuda a la prevención de incendios y mejora la gestión de los bosques. Medioambientalmente, contribuye a la mitigación del cambio climático, mientras que socialmente, potencia el desarrollo rural e industrial. Estos beneficios son fundamentales para alcanzar los objetivos fijados para el año 2027, como aumentar el consumo térmico de biomasa a 730.000 toneladas anuales. En conjunto, el informe pone de manifiesto la necesidad urgente de potenciar la producción local y de proximidad de astilla, un recurso clave para alcanzar una sostenibilidad energética real en Cataluña.

    [La astilla es el biocombustible que aumenta más notablemente su consumo para usos térmicos; se ha multiplicado por 12 desde 2013]

    Según el informe, la producción de astilla en Cataluña ha aumentado progresivamente, pasando de 276.000 toneladas en 2013 a 386.000 toneladas en 2022. Sin embargo, el aumento de la demanda ha llevado a un crecimiento de las importaciones de astilla, que han pasado de 2.300 toneladas en 2013 a 26.600 toneladas en 2022. Este dato subraya la importancia de reforzar la producción local para minimizar la dependencia exterior.

    El crecimiento de la producción local es un paso positivo, pero el aumento de las importaciones demuestra que la demanda interna está superando la capacidad de suministro. Esta situación evidencia la necesidad de una inversión estratégica en la producción local de astilla. Con un aumento de la capacidad productiva autóctona, se podrían satisfacer las necesidades energéticas crecientes de manera sostenible, asegurando la resiliencia energética de Cataluña a largo plazo.

    [Potenciar la valorización de los Restos de Poda y Jardinería]

    Un componente clave para potenciar la producción local de astilla es la valorización de los restos de poda y jardinería. Estos restos, a menudo vistos como subproductos sin valor, tienen un gran potencial para ser convertidos en biomasa útil. Al transformar estos residuos en astilla, se contribuye a la reducción de emisiones de CO2 y se minimiza la dependencia de las importaciones.

    La valorización de estos materiales cierra el círculo entre la gestión de paisajes urbanos y rurales y la producción de energía. Además de reducir el volumen de residuos que necesitan ser eliminados, este proceso proporciona una fuente de energía sostenible, estabilizando los costos energéticos y promoviendo un modelo económico circular. Así, la integración de los restos de poda y jardinería en la producción de biomasa se convierte en una herramienta estratégica para Cataluña, que favorece tanto la sostenibilidad medioambiental como la eficiencia energética.

    La biomasa producida a nivel local no solo es un combustible más barato y estable comparado con los combustibles fósiles, sino que también contribuye significativamente a la reducción de emisiones de CO2. El informe estima que el consumo de biomasa forestal evitó la emisión de más de 215.000 toneladas de CO2 en 2022, un dato que refuerza la importancia de optar por fuentes energéticas locales y sostenibles (Estrategia para promover el aprovechamiento energético de la biomasa forestal y agrícola. Balance 2022 informe de seguimiento).

    Además, la integración de los restos de poda y jardinería en este sistema de producción de biomasa puede generar un impacto económico positivo para las comunidades locales. La creación de puestos de trabajo en el proceso de recogida, transformación y distribución de esta biomasa, así como la dinamización de la economía rural, son beneficios directos de este enfoque. También se promueve una mejor gestión de los bosques y espacios verdes, que, a su vez, contribuye a la preservación de los ecosistemas locales.

    El informe concluye que para alcanzar los objetivos establecidos para 2027, que incluyen incrementar el consumo térmico de biomasa a 730.000 toneladas anuales, será clave incentivar la producción local de astilla. Esto no solo mejorará la autosuficiencia energética de Cataluña, sino que también contribuirá a la conservación de sus bosques y al desarrollo de las comunidades rurales.

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